CORAZÓN DE ABRIL
Abril huele a tomillo y a nostalgia de amores,
a empanada casera y a romeros ausentes.
Abril, flor de esperanzas, es eco de tambores
que lloran en silencio por calles penitentes.
Los tambores se duermen y la fe se hace vida.
¡Con qué luz se despierta del alma la campana,
que en el aire se funde cual luna perseguida
con un sol peregrino que busca la mañana!
Y el amor del milagro renueva la esperanza,
y a los Barrancos llegan corazones sedientos
sembrando en el camino canciones y semblanzas
que apagan los murmullos en voz de hermanamientos.
El paisaje de vuelta parece una ventana
con un sabor de plata que avanza hacia el poniente.
¡Ay, del amor de Madre quién fuera la diana
para poder ser surco de un arado inocente!
Y la cruz del camino, que es parte de la historia,
se convierte una noche por petición divina
en manantial de coplas que guarda la memoria
y tonos de plegarias con luces mortecinas.
Abril en el semblante es todo primavera,
lugar donde se unen la pólvora y la rosa.
Abril tiene en sus noches sentimientos que vuelan
con colores de ausencias y nostalgias que brotan.