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PLEGARIA EN PIEDRAESCRITA

Huella que siguen mis pasos en su caminar,

estrella del firmamento que en ningún momento deja de brillar,

faro, que en mi mar de dudas siempre me asegura un buen navegar.

Madre: ¿Quién protege mi vida? Eres Tú.

En días oscuros siempre veo tu luz.

Madre: ¿Quién protege mi vida eres Tú?

Piedraescrita, cantando te rezo, te rezo cantando, ésta es mi oración,

Piedraescrita, oye mi plegaria donde pongo el alma y mi corazón.

Fuiste sueño que yo tuve desde mi niñez,

eres en tu romería fervor y alegría, eres paz y bien,

siempre seré peregrino, haré tu camino y te encontraré.

Letra y música: Pedro Ponce Caballero. Abril-2022.

Canta: Coro del barrio del Parque.

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Cartas Feria de abril 2022 Testimonios

BIENVENIDA VIRGEN DE PIEDRAESCRITA 2022 – Pregón de la Feria de abril 2022

Buenas noches mi querido pueblo de Campanario.

La espera por fin, ha terminado. Después de dos terribles años de sufrimiento, pérdidas y dolor; aquí tienes a tu pueblo, fervoroso y devoto como siempre, una vez más.

Es para mí un orgullo, créanme si les digo que  no lo hay mayor, poder hacer esta bienvenida a nuestra Virgen en este día tan especial y esperado por todos. Por ello quiero dar las gracias a la Hermandad, y en especial a su Hermana Mayor por confiar en mí para tan emotivo momento. Aprovecho también para brindar un afectuoso saludo a nuestras autoridades municipales.

Quisiera retroceder un poco en el tiempo y transportarme a mi niñez para poder hablar de mi Virgen, de nuestra Virgen, de nuestra MADRE.

Desde que tengo uso de razón, ELLA ha estado siempre muy presente en mi vida. Esto es gracias fundamentalmente, a una profunda devoción mariana que existe en mi familia. Como dicen unos buenos amigos: «de abuelos a nietos», pues eso. Desde mis abuelas hasta mi madre y pasando por mis tías. De ahí surge la cimentación de los pilares que sustentan mi FE y DEVOCIÓN y la de estoy seguro, miles de campanarienses, hacia nuestra querida Virgen de Piedraescrita.

Recuerdo con muchísimo cariño, esos momentos de infancia en los que había que encomendarse a la Virgen para cualquier acto o situación de la vida, y por supuesto agradecerlo después. Saliese bien o saliese mal, me decían que había que dar siempre gracias, lo cual no era fácil a veces. Tú como niño que eras, pedías miles de cosas. Y no todas se podían cumplir.

Ahí aprendes que a la Virgen y a Dios no se les piden imposibles, ni cosas materiales que puede pedir un niño, sino acompañamiento y lucidez para tomar las mejores decisiones posibles en la vida. Esa es la clave.

Mi tía Sor Inés, cada vez que hablo con ella me recuerda siempre con entusiasmo que su padre le decía: «trabaja, estudia y haz siempre todo lo que empieces con afán, que Dios y la Virgen María pondrán lo demás»

Volviendo a la infancia, nunca era mal momento para rezar un Ave María o algunas oraciones típicas de niños, pero sobre todo y lo que más me gustaba a mí, era cantar alguna canción popular de Piedraescrita que todos nos sabemos  También montarme en el coche con mis padres y mi hermano y acercarnos a la Ermita. Cruzar el cestero, subir la cuesta, entrar a verla, tirar un poco de la campana (esto no le gustaba mucho al santero pero ya se sabe, son cosas de niños) y paseíto después por los alrededores. Momentos puros de felicidad en nuestra Santa Ermita.

Con el paso del tiempo, afrontas la relación con María de otra manera, ya eres más adulto y dejas a un lado las canciones y se acrecienta la oración, el orar a María, el hablar con nuestra MADRE. Contarle los problemas que tienes y por supuesto y más importante, las cosas buenas que te pasan. Pasaban los años y llegaba también el momento de separarnos.

La vida salía a mi encuentro, y me llevaba por otros derroteros. Los estudios me mandaban lejos de ELLA, pero tenía que estar más presente que nunca.

Años fuera, y somos débiles. Todos lo somos, y es humano aceptarlo, pero si te agarras a María todo es más fácil. Mis padres me decían: «Recuerda, no estás solo». Tocaba una nueva etapa y estaba todo por llegar. Venía la Universidad y con ella las clases, los trabajos, las prácticas, los exámenes…y también las noches sin dormir, mucho cansancio y muchos estrés. En definitiva mucho esfuerzo, no siempre con recompensa porque en eso consiste la vida. La vida son problemas y obstáculos que hay que ir superando. No es fácil. Cada día de nuestra vida surgen contratiempos mayores o menores para los que hay que buscar una solución, y créanme que es mejor hacerlo con ayuda. De los que te rodean y quieren siempre bien para tí, pero también de María. Tenla siempre presente.

Como San Juan Bosco decía: «CONFIAD EN MARÍA Y VERÉIS LO QUE SON LOS MILAGROS».

El tiempo pasaba, los cursos avanzaban y había todo tipo de momentos; de trabajo y sacrificio, y de disfrutar y pasarlo bien, que también es importante. Llegaban los fines de semana que volvía al pueblo y llegaban las fiestas grandes; romerías, ferias… En definitiva, momentos muy especiales para nuestro pueblo, de alegría y fiesta con familia y amigos. Y todo en honor a Ti, bendita Virgen de Piedraescrita, ¡Mira! ¡Cuanto te quiere tu pueblo! Cada 27 de abril nos echamos a la calle para recibirte y darte esta cálida bienvenida. Mira a tu buena gente, la de siempre. La que lleva paciente esperándote 2 años, la que te quiere y te venera desde el momento en que te conoció. Momentos que cada uno guarda en su retina y los vive a su manera. Porque somos distintos unos de otros, pero todos compartimos lo que despiertas en nuestro corazón cuando vamos a verte o cuando como hoy, vienes a vernos TU.

Llegaba el momento de irse, y era visita obligada,

– ¿cómo no voy a ir a verla? Si no voy parece que me falta algo…

 -Venga que voy de un salto… entro, me santiguo, sonrío… Gracias Madre, vuelvo pronto.

Y allí esperaba ella, porque una madre no se cansa de esperar. Siempre allí, esperando que vayas a verla, a rezarla, a cantarla, feliz de verte y de escucharte, siempre para tí, siempre allí.

Es importante tener siempre presente algo, y es que todo es efímero.

 Calma, todo pasa.

 Menos ELLA.

Los malos tiempos que llevamos pasarán. Tiempos de guerra y enfermedades que han cambiado nuestra manera de vivir. Quisiera hacer una mención especial a las víctimas de este maldito virus y a sus familias. La vida es cíclica, esto ya ha pasado antes. Hoy por fin, parece que estamos viendo la luz al final del túnel y estamos recobrando poco a poco la normalidad. Hace pocos días estábamos celebrando la Romería y hoy estamos recibiendo a nuestra Madre y a puntito de irnos de feria.

Déjenme hablarles de las madres, ¡ay! que seríamos sin las madres. Para mí, MADRE, es la palabra más bonita que existe, y que suerte que tengamos dos.

Las madres están siempre al pie del cañón, donde se ponga una madre todo se quite de en medio. Lo dan todo por los hijos. Desde el parto, hasta el final; velando y cuidando de nosotros. Buscando nuestra felicidad y bienestar por encima del suyo propio. Nos quieren con nuestras virtudes y nuestros defectos, en las buenas y no tan buenas. Así nos quiere María, a cada unos de nosotros tal y como somos, imperfectos y distintos, como MADRE dulce y clemente.

Había que irse pronto, y ya estamos de vuelta. Como TU, que ya estás aquí, como yo y como todos nosotros. De nuevo, de vuelta aquí.

Vuelta al principio de la historia, etapas viejas se cierran y otras nuevas se abren. Momentos pasados que habían caído en el olvido y que en una noche como hoy retoñecen en nuestra memoria.

¡Orgullo Camapanario!, orgullo de lo que somos, de donde somos y de lo que tenemos.

Orgullo, pueblo mío de ese profundo sentimiento de pertenencia, y al mismo tiempo orgullo de nuestra hospitalidad con el que llega de fuera.

Orgullo de nuestra cultura y tradiciones, diferentes, pero nuestras.

Orgullo de nuestros mayores que tanto nos han enseñado y que tanto han querido a la Virgen.

Nos toca seguir el legado, puesto que tenemos un gran tesoro. El mayor de los tesoros, nuestra Virgen de Piedraescrita. Es obligación nuestra transmitir esa Fé y esa Devoción que nos inculcaron, esa pasión por lo nuestro a los más pequeños. Para que ellos el día de mañana, sigan haciéndolo y mantengan viva la llama.

Y que nadie nos  quite nuestra forma de vivir y de sentir. Que nadie nos haga olvidar nuestras raíces, engarzadas en el corazón de la Serena, en esa pequeña Ermita entre el Cestero y el Guadalefra.

Y si dudas, ve a verla a ELLA. Si tienes miedo, piensa en ELLA. Si estás cansado, acude a ELLA…

En ELLA, la Santísima Virgen de Piedraescrita vas a encontrar el refugio y el consuelo que tanto necesitas.

Querido pueblo mío, poco más puedo decir que no sepáis. Ya tenemos aquí a nuestra Madre y viene para quedarse un mes con nosotros. Aprovecha para acercarte y sentarte un ratillo con ella, aprovecha este tiempo para pasarlo bien y para intentar ser un poco mejor en tu día a día.

Que tengáis todos unas magníficas ferias y fiestas y disfrutéis mucho con los vuestros,

¡Viva la Virgen de Piedraescrita!

¡Viva La Barranquera!

¡Viva Nuestra Madre!

¡Viva Campanario!

Muchas gracias.

Francisco José Martín Gómez.

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Bienvenida a la Virgen, en la Parroquia, a cargo de Dña. Rafaela Cano López

BIENVENIDA A LA VIRGEN DE PIEDRA ESCRITA

Esta bienvenida, Virgen de Piedra-Escrita, es muy distinta a todas las que habíamos vivido hasta hoy. Permanece, eso sí, inalterable, el deseo de todos los campanarienses de abrirte las puertas de nuestro pueblo, las de nuestra iglesia, las de nuestras casas y las de nuestro corazón y con “el alma rebosante de fe”, como dice la canción, invitarte a que entres e ilumines nuestra vida.

Sin embargo, esta tarde no hemos podido aspirar el olor del tomillo y del cantueso que perfuman los Barrancos mientras los brazos de tus hijos te portaban alegres; no hemos podido cumplir la promesa que te hicimos de llevarte sobre nuestros hombros; no han llegado a tus oídos los acordes de la música ni el canto de la Salve en la cruz que lleva tu nombre; ni llegas polvorienta; ni nuestras gargantas se han desgarrado cantando o dándote vivas por los recodos del camino; no han podido acompañarte tus hijos que viven lejos de ti; esta noche no han iluminado tu imagen los fuegos artificiales ni ha retumbado en nuestros oídos la traca final mientras la pintura con tu imagen bajaba para recibir los aplausos de tus fieles de Campanario. Y tampoco hemos podido lanzar al aire los pañuelos blancos que, como palomas mensajeras de amor, inundaban la plaza entre vivas y canciones. Ni siquiera, como hubiera sido su deseo, la mayordoma de tu hermandad ha podido darte la bienvenida.

Aunque si todo eso lo hubiéramos repetido, si te hubiéramos acompañado en el camino con canciones adornadas de hermosas metáforas, faltándonos el amor se habrían desvanecido en el aire; podríamos haber cargado sobre nuestros hombros tu imagen, pero sin fe sólo habríamos sentido el peso muerto del barro; podríamos habernos roto la garganta dándote vivas, sin amor sólo serían gritos que atronarían la plaza; podríamos haber llenado tus andas de flores, que sin fe se marchitarían dejando el olor esparcido en el aire.

Es la fe y el amor que sentimos por ti los que nos hacen estar, esta noche, congregados aquí.

Siempre te hemos suplicado por nuestras necesidades y mañana volveremos a hacerlo y Tú, como una madre bondadosa, volverás a oír nuestras plegarias e intercederás por nosotros ante tu Hijo.

Pero esta noche, más que nunca, nos postramos a tus pies sólo para darte gracias; gracias significa agradecido y nosotros te estamos agradecidos porque nos has permitido, un año más, saludarte en nuestro pueblo.

 Sin embargo, hubo un tiempo, no muy lejano, en que no pudiste visitarnos, en el que no pudimos llegar hasta tu ermita, un tiempo en que nuestras súplicas y ruegos debieron resonar en tus oídos y Tú, compadecida, nos otorgaste lo que te pedíamos.

¡Cuántas súplicas, cuántos ruegos, cuántos rosarios te rezamos durante esos meses! ¿Cuántas lámparas te prendimos! ¡Cuántas lágrimas derramamos! Y todo lo recogiste, hiciste tuyo nuestro dolor, nuestra incertidumbre, nuestros miedos, nuestras tribulaciones y los convertiste en esperanza.

Un amigo, capellán en el Hospital Universitario de Badajoz, me contaba que, en los días más aciagos, en los que el miedo lo invadía todo, cuando se pasaba los días y las noches durmiendo en el hospital por miedo a contagiar a su madre anciana y enferma, al entrar en las habitaciones para consolar o dar la extremaunción a los enfermos, siempre repetía las mismas palabras: Virgen Santísima, protégeme bajo tu manto.

Así, esta noche, protegidos también nosotros bajo tu hermoso manto, postrados ante tus pies, con las lágrimas nublando nuestros ojos, con la emoción contenida y con el corazón henchido de alegría, Virgen de Piedra-Escrita, más que nunca nos mostramos agradecidos. Esta noche sólo cabe darte las gracias, esta noche no vamos a pedirte favores, clemencia, galardones o mercedes, no, esta noche, simplemente, palabras de agradecimiento llegan a nuestros labios.

Gracias porque nos proporcionaste consuelo cuando estábamos afligidos.

Gracias porque nos diste resignación mientras veíamos a nuestros seres queridos y amigos presentarse solos ante ti sin haberlos despedido.

Gracias por darnos ánimos para salir cada tarde a la ventana para que nuestros aplausos, que seguro, atravesaban los Barrancos y llegaban hasta tu ermita, dieran aliento a los que nos ayudaban.

Gracias porque mitigaste nuestros miedos cuando tras los cristales contemplábamos la vida pasar sin participar en ella.

Gracias porque tus hijos más vulnerables, aquéllos que están en el ocaso de su vida, y que veíamos partir de nuestro lado, han vuelto a sonreír y a abrazar a los suyos.

Gracias porque nos descubriste que a través de la oración la paz inundaba nuestra alma, mientras en nuestros hospitales se libraba una guerra desigual.

Gracias por alentarnos y darnos fortaleza en aquellos días en los que todo era oscuridad y no se veía la luz.

Gracias por infundirnos ánimo para levantarnos cada mañana y enfrentarnos a lo desconocido sin saber qué nos iba a deparar el día.

Sabemos que el sufrimiento aún no ha terminado, pero ya vemos la luz; seguiremos luchando porque no estamos solos, nos acompañas en nuestro caminar y nos levantarás de nuevo si volvemos a caer, y serás nuestro consuelo cuándo desfallezcamos, y vendrás en nuestro auxilio si torna el peligro.

Así, con esta fuerza que nos da el cobijo de tu manto, proseguiremos nuestro camino porque sabemos, Santa María de Piedra-Escrita, que con nosotros vas.

         ¡¡¡VIVA LA VIRGEN DE PIEDRA ESCRITA!!

RAFAELA CANO

27 DE ABRIL DE 2021

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Oraciones

Oración de Antonia Sevilla Rodríguez

Oh! Vírgen de Piedraescrita!

Madre de Dios soberana,

madre de mis afligidos,

consuelo de nuestras almas,

aquí en este campo sola,

guardo un atajo de cabras.

Cuando el sol se le ponía,

y la luna la alumbraba,

con el rosario en la mano,

rezaba a la Virgen Santa,

toda a la que la virgen reza,

aquella virgen la ampara.

Dio tres vueltas a un peñazco,

y a las tres vueltas se para,

vio venir una nube muy resplandeciente y clara,

en mitad de la nube vio venir a tres damas,

las dos vestidas de blanco y la una de morada;

la de morada le dice: “niña, ¿De quién son las cabras?”,

“de ustedes y mías señora, que a nuestro favor se guardan”,

“dime niña, ¿Me conoce, que con tanto amor me hablas?

“Sí señora, la conozco, es usted la Virgen Santa”,

la ha agarrado de la mano y al cielo se la llevaba.

El padre de aquella niña cayó enfermo en una cama,

lo han metido en un cuarto donde Jesús Cristo estaba,

“¡Jesús Cristo de mi vida! ¡Jesús Cristo de mi alma!

¿Cómo es tan tarde y no viene la pastora con sus cabras?

oyó una voz que decía “Pastor allá van tus cabras,

que tu hija la pastora de gloria va coronada,

porque un galán la quería y porque otro no la gozara,

por Jesús de Nazareno que en el avial se haya,

En una santa parroquia que los mártires la llaman,

fuiste concebida, fuisteis sin manchas,

¡Ave María llena de gracia! ¡Amén!

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Poesías

Poema a la Virgen de Piedraescrita de Sotero Pajuelo del Puerto