Buenas noches,
“Madre, que quien me mire te vea…”
Esta es una canción que aprendí en una marcha Mariana a Guadalupe y desde entonces siempre ha sido un lema para mí. Creo que la mejor bienvenida que te puedo dar en nombre de todos los Campanarienses, es que nos parezcamos a Ti Madre, que seamos de corazón limpio como el tuyo, que aceptemos la voluntad de Dios, como Tú lo hiciste, que abramos nuestro corazón al prójimo como Tú en las bodas de Caná, que digamos “Si”, un “Si” rotundo como el tuyo, un “Sí” a la generosidad, un “Sí” a la alegría de vivir, un “Sí” a Cristo con todas sus consecuencias, que seamos auténticos hijos tuyos y que te sientas orgullosa de nosotros.
El Papa Francisco, en uno de sus escritos, nos invita a hacernos esta pregunta: ¿Yo soy hombre o mujer del “Sí” o soy hombre o mujer del “No” o soy hombre o mujer que mira a otro lado para no responder?, Que el Señor nos dé la gracia de entrar en este camino de hombres y mujeres que supieron decir “Sí”.
Aprovecho para pedirte por el Papa, para que le ayudes en su difícil tarea de guiar y cuidar el rebaño.
María, Tú mejor que nadie sabes nuestras debilidades y nos encomendamos a Ti para que nos ayudes a vencer nuestras miserias; haznos ver con tus ojos que la vida merece la pena vivirla, pero vivirla con entrega a los demás, dando sin esperar nada a cambio, perdonando de corazón, viviendo la misericordia; Tú que eres la Reina y Madre de la Misericordia, enséñanos a ponerla en práctica, que este año jubilar no dure solo 365 días, sino que sea nuestra forma de vida continua.
Virgen María, el mejor Viva con el que te podemos vitorear es el Viva de ayuda al hermano, el Viva de la reconciliación. Que no solo nos rompamos las gargantas aclamándote, sino que rompamos nuestros miedos a cambiar, a saludar a aquel al que hace tiempo no lo hacemos, a ofrecer una sonrisa a un amigo que nos hizo daño, a reencontrarnos con el hermano con el que no nos hablamos por cuestiones materiales; ese es el mejor Viva que te podemos ofrecer hoy.
¡Barranquera!