ENTREVISTA A FRAY SEBASTIÁN RUIZ-Guardián del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe
El campanariense está desde hace dos años al frente de los designios del Monasterio, que estos días se ha llenado de actividad y visitantes
NOTICIA DE FRAN HORRILLO14/09/2012
Desde hace dos años, un campanariense, Fray Sebastián Ruiz, está al frente de los designios del Real Monasterio de Guadalupe, que tantos peregrinos ha acogido estos días con motivo de la festividad de la Patrona de Extremadura. Su labor como guardián del monasterio es intensa y más en estas fechas.
–¿Cómo recuerda su niñez?
–Nací hace 52 años en una casa del barrio de la Noria en una familia sencilla y laboriosa. Mis mejores recuerdos y mis mejores cariños son de ese trozo castizo de mi pueblo donde la vecindad y la familia se confundían, viviéndose todas las circunstancias como propias. La escasez no era necesidad, pero sí nos enseñaba a compartir lo que se tenía. Los corrales grandes de casa y la empleitería de mi Elvira eran mi lugar de juegos y aventuras, y mis vecinas las «Uvas» las sufridoras de mi música en la siesta. Fabriqué una batería a base de cacerolas viejas y tapaderas de sartenes de la «espetera» de la cocina de mi abuela y entre eso y un fuerte de madera con indios de plástico y el séptimo de caballería, heredado de mi hermano y que tenía despintado el azul, fue discurriendo mi infancia.
Cuando el carro de las sardinas pasaba por mi calle, desde Matapalo, mi madre (fundamental en mi vida) me levantaba para ir a misa de siete al convento de las Clarisas donde ejercía de monaguillo y donde probé los primeros recortes de hostias y los mojicones que me ponían en el torno. El parque y otra forma de vivir, nuevos amigos y diversiones nuevas. Castuera y su instituto. Internado en Mérida y Universidad en Cáceres. Vuelta a Campanario, de donde nunca he salido, y experiencias gratificantes con un grupo de fe «brotes de olivo» que seguimos constituyendo una familia que nos hace sentirnos en continuo crecimiento, gracias a las Hermanas de la Providencia y su «providencial» encuentro con aquellos jóvenes inquietos.
A medida que pasa en tiempo, y ya no soy un niño, vivo más intensamente mis recuerdos, tanto es así que mis vacaciones las paso dando grandes paseos por el pueblo y recordando tiempos y lugares que han pasado, pero que están grabados en el recuerdo y en el corazón. Son tantas las experiencias y tantos los recuerdos que necesitaría un libro para expresarlos, pero mejor no. Hay cosas que sólo se reviven dentro de uno mismo.
Ingresé en la Orden Franciscana ya talludito, y he tenido diversos destinos. Algunos me han marcado definitivamente, como el paso por la barriada de Palmete en Sevilla, trabajando en medios «duros» de periferia y en Proyecto Hombre -espacio para compartir todo y echar una mano a muchos- y en la Parroquia de Umbrete en el Aljarafe sevillano junto con una estancia en el Santuario de Loreto. Después he desembarcado en Guadalupe, lugar emblemático para todo extremeño, con intención de servir a esta tierra en estos tiempos difíciles.
ENLACE A LA ENTREVISTA COMPLETA REALIZADA POR FRAN HORRILLO EN HOYCAMPANARIO.ES